
Me parece increíble que en pleno siglo XXI sigan existiendo condes, duques y demás nobleza baturra, creo que es buen momento para reflexionar en torno a la continuidad y al mantenimiento en democracia de una figura, la de los títulos nobiliarios, antigua y alejada de todo parámetro de normalidad social y democrática, marcada por la indiferencia, el descrédito y el rechazo social de una gran mayoría de ciudadanos al mantenimiento de una institución rancia y añeja anclada en privilegios feudales y que conserva plena vigencia en el marco de un Estado, el Español, que proclama como dos de sus valores o principios fundamentales los de la justicia y la igualdad.
La única aristocracia posible y respetable es la de las personas decentes.