Volando voy….

jet privado

Navegando por la red de redes me ha aparecido esta página.

 
Que traducido al español significa vuelo de celebridades, donde podemos ver el ránking de los ricos y famosos que más contaminan en el mundo.
 
El nivel de ingresos está relacionado con la contaminación del planeta de una manera muy curiosa. Resulta que cuanto más dinero tiene la gente, más cosas compra, más viaja y más recursos consume. Y todo eso genera más basura, más emisiones y más huella ecológica. Es como si el dinero fuera una especie de combustible que hace funcionar la máquina de destruir el planeta.
 
Todos estos personajes viajan en jet privado, un medio de transporte que contamina mucho más que un avión comercial que transporta a mucha más gente. ¿No les da vergüenza contribuir al cambio climático? ¿No se dan cuenta de que son unos hipócritas que solo piensan en su comodidad y su lujo? ¿No les molesta el ruido de los motores que ensordece a los  habitantes de las zonas cercanas a los aeropuertos?. Viajar en jet privado es una falta de respeto al planeta y a la humanidad. Es una actitud egoísta, irresponsable e inmoral. Y encima es caro y consume muchos recursos. ¿No sería mejor invertir ese dinero en causas nobles, en proyectos sociales, en educación y salud?. ¿No sería más divertido compartir el viaje con otras personas, conocer gente nueva, disfrutar del paisaje? Claro que sí. Por eso, desde aquí, les lanzo un reto a los que viajan en jet privado: Dejen de hacerlo, apaguen sus motores, bajen de sus nubes, vuelvan a la realidad. Y si no lo hacen, al menos no nos den lecciones de cómo vivir. Porque ustedes son el problema, no la solución.
 

Volando voy, volando vengo, Contamino, pero no me arrepiento.

La humanidad ha abierto las puertas del infierno.

 

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha pronunciado un discurso muy duro en la mini cumbre sobre el cambio climático   organizado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, a finales de septiembre. Ha afirmado que la humanidad ha abierto las puertas del infierno al no actuar con suficiente urgencia y ambición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Ha advertido que el planeta se enfrenta a una catástrofe irreversible si no se toman medidas drásticas e inmediatas para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Ha instado a los líderes mundiales a escuchar la voz de la ciencia y de la sociedad civil, y a comprometerse con una acción climática más audaz y solidaria.

«La era del calentamiento global ha terminado; ha llegado la era de la ebullición global», dijo Guterres recientemente, antes de comentar: «El aire es irrespirable, el calor es insoportable, y el nivel de ganancias que se obtiene de los combustibles fósiles y la inacción climática son inaceptables. Los líderes deben liderar. No más vacilaciones. No más excusas. No más esperar a que otros actúen primero. Sencillamente, ya no hay tiempo para eso».

Una cifra que ya se sabe que no se cumplirá con las medidas puestas en marcha en los últimos años. La temperatura del planeta se encamina irremediablemente hacia los 2,8 grados, apuntaba Guterres. «Es un mundo caluroso y horrendo», advirtió.

Somos la especie dominante, pero la Tierra y su clima deciden cuánto tiempo podremos seguir viviendo en este planeta.

El crecimiento económico y la protección del medio ambiente no son compatibles.

Vivimos en la Tierra como si tuviéramos otra a la que ir.

La tierra agoniza… La tierra agoniza… La tierra agoniza…

 

                      La tierra agonizó.